ARTÍCULO:
La literatura dramática infantil. Luces y sombras. (I. Tejerina)
El artículo La literatura dramática infantil. Luces y
sombras de la autora Isabel Tejerina Lobo, expone, en términos generales, el
avance del género del teatro dirigido a niños, y el poco conocimiento que hay sobre él debido a la escasez de autores, y
a su vez, de textos dramáticos. Por ese motivo considera que existen pocos que
puedan considerarse validables. La poca preocupación por el teatro ha dado como
resultado múltiples adaptaciones de textos narrativos, que, como menciona la
autora son, “sin ningún respeto al niño”.
Pero es a partir de las últimas generaciones cuando se ha ido mejorando
la literatura dramática, haciendo textos dónde el público infantil se ve más
involucrado.
En
primer lugar, Tejerina explica que la escritura dramática infantil ha
evolucionado pasando de tener una estructura interna más tradicional, a una
estructura externa más moderna y reciente. La primera estructura se diferencia
de la segunda porque la externa muestra una transformación original de la
narración, incluyendo las acotaciones escénicas. Con ellas los niños pueden
hacer una lectura más autónoma, y ver que en estas obras aparece un lenguaje
verbal y no verbal, el cual permite hacer las representaciones de la escena e
imaginar con más detalle qué está pasando en ella. A demás, esta innovación
incluye una presencia constante de un narrador, al cual la autora da mucha importancia, ya que permite al niño,
junto a la acotaciones, sentirse protagonista de aquello que
lee.
En
segundo lugar, I. Terejina hace también una comparación entre los diferentes
temas que se han tratado en la literatura dramática, y aquellos más recientes.
Los más tradicionales, explica, trataban temas relacionados con la época en la
que se escribían, haciendo, en algunas ocasiones, críticas políticas-sociales.
Más tarde se empiezan a incluir historias para transmitir valores o temas
universales como la infancia o la familia.
Por
último, la autora concluye su artículo, por un lado, haciendo hincapié en que
el teatro es el recurso literario que más se emplea para hacer actividades
didácticas, y que éste no se debe reducir únicamente a la lectura, ya que la
lectura y la representación van enlazados; y por otro lado, también defendiendo
que aquellas obras dramáticas que tengan calidad, se podrán leer como cualquier
lenguaje literario, y eso hay que defenderlo.
Paola Campos Climent
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