viernes, 27 de septiembre de 2013

ARTÍCULO

El artículo La literatura dramática infantil. Luces y sombras de la autora Isabel Tejerina Lobo, expone, en términos generales, el avance del género del teatro dirigido a niños, y el poco conocimiento que hay sobre él debido a la escasez de autores, y a su vez, de textos dramáticos. Por ese motivo considera que existen pocos que puedan considerarse validables. La poca preocupación por el teatro ha dado como resultado múltiples adaptaciones de textos narrativos, que, como menciona la autora son, “sin ningún respeto al niño”.  Pero es a partir de las últimas generaciones cuando se ha ido mejorando la literatura dramática, haciendo textos dónde el público infantil se ve más involucrado.

En primer lugar, Tejerina explica que la escritura dramática infantil ha evolucionado pasando de tener una estructura interna más tradicional, a una estructura externa más moderna y reciente. La primera estructura se diferencia de la segunda porque la externa muestra una transformación original de la narración, incluyendo las acotaciones escénicas. Con ellas los niños pueden hacer una lectura más autónoma, y ver que en estas obras aparece un lenguaje verbal y no verbal, el cual permite hacer las representaciones de la escena e imaginar con más detalle qué está pasando en ella. A demás, esta innovación incluye una presencia constante de un narrador, al cual la autora da mucha importancia, ya que permite al niño, junto a la acotaciones, sentirse protagonista de aquello que lee.

En segundo lugar, I. Terejina hace también una comparación entre los diferentes temas que se han tratado en la literatura dramática, y aquellos más recientes. Los más tradicionales, explica, trataban temas relacionados con la época en la que se escribían, haciendo, en algunas ocasiones, críticas políticas-sociales. Más tarde se empiezan a incluir historias para transmitir valores o temas universales como la infancia o la familia.


Por último, la autora concluye su artículo, por un lado, haciendo hincapié en que el teatro es el recurso literario que más se emplea para hacer actividades didácticas, y que éste no se debe reducir únicamente a la lectura, ya que la lectura y la representación van enlazados; y por otro lado, también defendiendo que aquellas obras dramáticas que tengan calidad, se podrán leer como cualquier lenguaje literario, y eso hay que defenderlo.


Paola Campos Climent

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