Después de mi experiencia el año pasado en el colegio y durante estos años de carrera, a la par que de las nuevas tecnologías, se habla mucho sobre las bibliotecas de aula y de hechos se ponen en práctica (la mayoría de las aulas disponen de biblioteca).
No obstante, las bibliotecas de aula no sirven de nada si no se ponen en marcha con una buena programación y objetivos claros y en muchos casos, si no en la mayoría, están de escaparate ya que los niños van y vienen con libros y acaba resultando un juego; el modelo dista mucho del que debería de ser.
Pues bien, la biblioteca de aula ha de ser una biblioteca accesible y, por tanto, la elección de libros en ella ha de ser la correcta (hay necesidades en el aula que necesitarán ser resueltas en el momento y tenemos que preverlo). Para ello, la biblioteca de aula y la de centro tienen que estar interrelacionadas para permitir la transferencia de material.
A su vez, esta biblioteca de aula deberá esforzarse en dar a entender a los niños que no sólo es para uso curricular sino que, como todas las bibliotecas, sirven para aprender y para el disfrute personal con la lectura.
Además, es importantísimo ofrecer, en nuestra programación, tiempo para acceder al rincón de la lectura y evitar que sólo se pueda ir cuando terminamos las actividades. Del mismo modo, tendremos que hacerles creer, de forma sutil, que no van a la biblioteca cuando el maestro quiere y que escogen lo que él quiere.
Si se planifica bien, hay muchas actividades que se pueden llevar a cabo en la biblioteca de aula y con las que a su vez estaríamos trabajando contenidos curriculares. Por ejemplo, entre las más comunes, se puede iniciar a los alumnos a llevar cabo breves reseñas orales y escritas (trabajando la oralidad y la escritura); actividades para examinar portadas y contraportadas y leer epílogos, etc.
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Reseñas |
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Leyendo epílogos |
Os estaréis preguntando cómo llevar a cabo todo lo enumerado con el poco tiempo del que disponemos... Yo, al menos, me lo he planteado, pero si evitamos los tiempos muertos y las actividades repetitivas que solemos poner en marcha y aprovechar al máximo cada minuto. Así pues, no dudéis en formaros para poner en marcha una biblioteca de aula con buenos argumentos y actividades.